Los puentes de Madison (The Bridges of Madison County) es una película estadounidense de 1995 dirigida por Clint Eastwood e interpretada por el propio Eastwood junto a Meryl Streep, Annie Corley, Victor Slezak y Jim Haynie, entre otros. El guion, escrito por Richard LaGravenese, es una adaptación de la novela homónima de Robert James Waller y explora la relación entre Francesca, ama de casa, y Robert Kincaid, fotógrafo.
Esta película, inusual por su temática romántica dentro de la
carrera de Clint Eastwood como director, alcanzó un rotundo éxito de
taquilla y excelentes críticas. Meryl Streep fue candidata al Óscar a la mejor actriz en la 68ª entrega de los premios.1
La película está ambientada en 1965, en Iowa. Relata la historia de Francesca (Meryl Streep), una solitaria ama de casa del Medio Oeste natural de la ciudad de Bari (Italia), casada con un soldado estadounidense destinado en Italia y llegada con él a los Estados Unidos.
Mientras su esposo e hijos se encuentran fuera en la Feria del Estado de Illinois, ella conoce a un fotógrafo, Robert Kincaid (Clint Eastwood), que ha llegado al condado de Madison (Iowa) para realizar una serie fotográfica sobre los puentes cubiertos de la zona para National Geographic.
Titanic es una película estadounidense de 1997, dramática y de catástrofe, dirigida y escrita por James Cameron y protagonizada por Leonardo DiCaprio, Kate Winslet, Billy Zane, Kathy Bates, Gloria Stuart y Bill Paxton.23 La trama, una epopeya romántica,34 relata la relación de Jack Dawson y Rose DeWitt Bukater, dos jóvenes que se conocen y se enamoran a bordo del transatlántico RMS Titanic en su viaje inaugural desde Southampton (Inglaterra) a Nueva York (Estados Unidos) en abril de 1912. Pertenecientes a diferentes clases sociales, intentan salir adelante pese a las adversidades que los separarían de forma definitiva, entre ellas el prometido de Rose, Caledon «Cal» Hockley (un adinerado del cual ella no está enamorada, pero su madre la ha obligado a permanecer con él para garantizar un futuro económico próspero) y el hundimiento del barco tras chocar con un iceberg.
Si bien Jack y Rose son personajes ficticios, varios otros secundarios como Margaret Brown(pasajera de primera clase), Thomas Andrews (diseñador del barco) y Edward John Smith
(capitán del buque) son personas que realmente vivieron los
acontecimientos históricos del hundimiento del transatlántico en 1912. También son auténticas las escenas del pecio del barco que figuran en las escenas iniciales, para las cuales se destinaron tres millones de dólares estadounidenses del presupuesto total de la producción.
Cameron estaba fascinado por la historia del Titanic, y su interés en él aumentó al reunirse con Robert Ballard, el oceanógrafo que descubrió el pecio en 1985, durante la producción de The Abyss. El cineasta buscó patrocinadores en Hollywood
para llevar a cabo una expedición al lugar donde reposa el barco, sin
todavía tener la intención de hacer una película en torno a los sucesos. Tiempo después, escribió un boceto para una cinta sobre el hundimiento del Titanic y se lo presentó a los ejecutivos de 20th Century Fox,
quienes le dieron «luz verde» al proyecto, a pesar de que no estaban
muy convencidos sobre el éxito que pudiera llegar a tener.Cameron no comenzó a escribir el guion sino hasta después de realizar
grabaciones del pecio y de estudiar detenidamente a cada uno de los
personajes y pasajeros históricos del barco, ya que quería honrar a
todos los fallecidos en la catástrofe.
Pulp
Fiction obvia su trayectoria cinematográfica de buena gana tras
poseer un estilo escandalosamente "a lo Tarantino", en el
buen sentido de la terminología. Probablemente, la película que por
lejanía de criterio ostenta con lujo de absolutismo toda la riqueza
de prototipos con la que cuenta Quentin, por ser en cuestión tan
distinta en su manera de proyectarse (una película dividida en
capítulos; tan sólo Tarantino lograría que esto funcionara) y por
su sabiduría a la hora de expresar a un elenco que, además de
encontrarse plagado de grandes estrellas, encaja a la excelencia en
esta especie de comedia dramática que narra un rico entrelazado
argumental con algunos giros de tuerca inesperados. Pulp Fiction es
de esos tradicionales largometrajes que con el tiempo no hacen más
que ampliar su grandeza, y no es para menos cuando de la mano de John
Travolta, Samuel Jackson, Uma Thurman, Bruce Willis y compañía se
gesta una ambiciosa presentación que contiene un poco de todo lo
suficiente como para catalogarse como una cinta atemporal (pese a sus
constantes guiños hacia la cultura pop y las características
predominantes de un ambiente que recuenta una conjunción de épocas),
preponderando su atractivo y suculento guión acaudalado
referencialmente y una composición musical con la clásica
distinción de Tarantino. Pulp Fiction, en materia de índole propia,
es una jugosa adaptación de un crudo humor negro que no teme reírse
en la cara de la muerte y acaricia constantemente los dilemas
existenciales, tales como los malos vicios, la violencia, el abuso,
afecciones psicológicas y todo aquello que acompañe a las
temáticas. Una obra opulenta dentro del repertorio fílmico de este
simbólico director (no la mejor bajo criterio personal) y una
apuesta más que interesante que en su momento trascendió como una
de las más emblemáticas piezas en la historia del cine.
Confusa,
una película confusa a la vez que inquietante, hermosa, excelsa y
grandiosa donde las haya en la cual empiezas tu andadura por un
camino conocido y seguro para desviarte por otro asimilable y, a
continuación, perderte por un mar de confusión pero volver a
encontrarte en zona estable y, de nuevo, regresar a un remolino de
inesperado viraje y desconcierto y acabar enfrascado en una espiral
de impresionante y fascinante confusión de datos técnicos, frases
científicas pero molonas de buena apetencia para el oído aunque
escaso significado para el cerebro y un montón de giros, tropiezos,
caos, ultimátum, esperanza y, volvernos al principio para retroceder
y finalizar no se sabe dónde exactamente -aunque, un poco sí-, con
la única evidencia segura de confusión cautivadora de modo que,
cuando salgas del cine satisfecho, confuso e impresionado con una
idea más o menos clara de lo que has visto -pero que nadie te
pregunte por ella porque dar una explicación sobre lo acontecido
sería prácticamente misión imposible-, tu mente debe hacer acople
de retroceso y recordar que la ciencia-ficción es un género
literario cuyo contenido gira en torno a hipotéticos logros
científicos y técnicos del futuro distinguiéndose, en este punto,
del género fantástico que es fruto de la imaginación; también
conocida como literatura de anticipación pues muchos de los autores
de este campo lograron anticipar diferentes inventos que, con el
tiempo, se transformaron en realidad en el mundo que vivimos, ejemplo
Julio Verne y sus submarinos y naves espaciales..., y ¡ésto es lo
que tenemos aquí!, el Julio Verne del espacio, del tiempo, de la
física, de la cuántica, de los agujeros negros, de las galaxias, de
la distorsión del espacio/tiempo, de la anomalía gravitatoria, de
la realidad cuatrodimensional, de la relatividad..., y un montón de
aspectos técnicos difíciles de memorizar, asumir e interpretar que
nos hablan de las fabulosas posibilidades infinitas, frenéticas,
escalofriantes, impresionantes, incluso histéricas e inconcebibles
pues se escapan a tu comprensión, por parte de dos guionistas,
Jonathan y Christopher Nolan -también director de esta incatalogable
pieza magistral- que han tenido una inventiva maravillosa, sublime,
grandilocuente y radiante donde cualquier adjetivo se queda corto
excepto el de confusión, una película confusa en la cual en el
aspecto técnico y experto de datos te dejas llevar y arrastrar por
la sonoridad de unas sentencias, leyes y afirmaciones que suenan
apetecibles y posibles en un proyectado futuro pero que, acomplejan a
tu mente por desconocimiento, que en el aspecto humano emociona y
cautiva tu sensibilidad más tierna y expuesta, que en la
escenografía, fotografía y ambientación adquiere un nivel
magnífico de belleza y hermosura, amplitud e hipnotismo pocas veces
visto donde la armonía seductora de los silencios que le acompañan
en espléndida procesión son de una exquisitez indescriptible y, por
la cual pasarás por momentos asombrosos, otros desconcertantes,
otros pesados, otros lentos, otros de adrenalina pura y otros que
escapan a tu acepción actual. Un "Armageddon" para cambiar
de habitáculo planetario que se inicia con una mirada referencial a
"Señales", que se traslada rápidamente a un "2001:
Odisea en el espacio" de inspiración más poderosa e impactante
y con tintes finales dramáticos a "Eternamente joven"
donde se ansia la urgente supervivencia -poderoso instinto que nos
mueve a todos-, que juega obsesionado con la Ley de Murphy -si algo
tiene que pasar, pasará- y que, en medio de tanta tecnicidad,
estratosfera, galaxias, dimensiones atravesadas por la gravedad,
espacios/tiempos divergentes, múltiples y alternos es el amor, el
sentimiento y el deseo de contacto humano la pieza central de esta
obra maestra, la que mueve todo su motor y razón de ser en esta
poesía de ingeniería y anticipación realizada en imagen pues "no
temo a la muerte, temo al tiempo", pues son las sensaciones y
emociones que experimentamos, vivimos y recordamos lo que perdura, se
anhela y puede atravesar ese desconocido, insondable y tan temido
paso del tiempo. "Somos exploradores..., rabia, rabia de la luz
que se esconde"; explora intensamente este filme dentro de todas
tus posibilidades, déjate guiar por su luz clarificadora, aquello
que se esconde en la oscuridad asúmelo sin discrepancia, soporta con
entereza su sentida, y larga, duración pues es necesaria para tanto
hecho e información vertida y disfruta como nunca de esa confusión
hipnótica, deslumbrante, apasionante..., y todo lo que se quiera
que, pocas veces será tan placentera en su magistral visión e
inmensa, duradera, perpleja y confusa en su recuerdo.
Una
obra maestra. Esta película es una de las mejores que ha dado el
cine en todos los tiempos. Christopher Nolan, junto con su hermano,
hacen un debut propio de los mejores del séptimo arte. Un guión
personal y una dirección impecable para una película que...¿cómo
decirlo? te despierta una curiosidad extraña desde el principio, no
sabes muy bien de que va pero poco a poco el mismo guión hace que te
metas en la historia y, no solo eso, sino que entiendas el porqué de
que se cuente de esta manera tan asombrosa. Literalmente va hacia
atrás, como podemos ver en la presentación, una forma de decirnos
que no levantemos mucho el culo del asiento porque nos perdemos
seguro!Empieza por el final y acaba por el principio, algo insólito,
lo que hace que cuando acaba te quedes con la boca abierta o, por el
contrario, pienses que has perdido dos horas de tu vida. No hay
término medio para Memento, o te encanta o la odias, no es de esas
películas que dices "bueno, es entretenida", no hace que
se te pase por la cabeza esa valoración. En auténtica, única. Una
muestra de lo que los hermanos Nolan son capaces de hacer con un
bajísimo presupuesto pero con una idea tan brillante que es
imposible que no triunfe. Prometían y mucho desde el principio, lo
han demostrado.
Después
de una primera entrega que cambió el cine, “El Padrino II”
mejoró algunos puntos, haciendo que cada secuencia cobrase vida
dentro de una trilogía única de esas que perduraran siempre en la
industria cinematográfica. La película se centra en Michael
Corleone quien fue maravillosamente interpretado por un joven Al
Pacino que como sucediese en la anterior, hizo quizá uno de sus
papeles más recordado y que juegan de forma elegante con toda la
historia contada. La música también es de mencionar al llevarte
suavemente hacia las secuencias donde cada una tiene un sentido
lógico que merecen ser visto. La fotografía es de esas que dan unos
planos hermosos sobre todo de zonas de Italia que se quedan grabadas
en las retinas de quienes la hemos visto más de una vez. No sólo se
trata de una cinta de mafiosos más sino que abrió un mundo nuevo en
esta temática y fue una digna precuela que dio la continuidad
necesaria para hacerla sensacional. Esta película continua
profundizando en la historia de la familia Corleone, mostrándonos el
cambio sucesorio que se produce con la muerte de Vito y el ascenso de
Michael, que en primer momento rechaza en rotundo seguir el estilo
familiar y busca una vida al margen de los negocios Corleone. Pero
esta historia cuenta con la particularidad, la de no abandonar la
historia de Vito, que aparece retratada en paralelo cuando Robert De
Niro interpreta a un adolescente y joven Vito Corleone. De esta
manera, mientras vemos como Michael asume las responsabilidades de la
familia Corleone, llegamos a conocer su historia desde otra
perspectiva cuando compartimos recuerdos de los inicios de Don Vito,
estableciendo un vínculo de mayor familiaridad con los personajes.
Mucho se ha hablado de esta cinta, y normalmente el debate se centra
en la comparación, ¿cuál es mejor el Padrino I o el Padrino II? A
decir verdad, la genialidad reside en la historia completa. Tanto a
nivel de historia como a nivel cinematográfico forman un pack
inseparable que se eleva como uno de los reyes indiscutibles de la
historia del cine. Aunque puedan parecer dos historias
independientes, Michael Corleone hace las veces de nexo de unión,
ofreciendo Al Pacino una de sus mejores interpretaciones. Esta
historia de mafia, nos sitúa en las capas sociales más altas,
transportando al espectador a unas situaciones muy alejadas de la
cotidianidad de la clase media, que hacen que el público se sumerja
en unos escenarios tan envolventes que le hacen viajar a otros
mundos. Si en la primera se nos muestra la impunidad de gánster en
unas situaciones donde puede parecer fácil ser mafioso, en la
segunda entrega vemos como la familia Corleone se enfrenta problemas
con la justicia, embarcándose en una trama más negra y complicada
que muestra el camino de Michael desde el cénit de su poder hasta el
derrumbamiento de su “Imperio,” convertido en un asesino que ha
perdido los valores familiares que constituían la base de la cordura
de los Corleone. Así pues temas como la relación padre-hijo, los
lazos familiares en general, la corruptela de los poderosos o el
honor son la base en torno a la que se articula esta obra de arte que
nos regaló Coppola. Las actuaciones, son inverosímiles, puras y
brillantes. Al Pacino con personalidad propia e impetuosidad fría y
calculadora, se come la pantalla. Dejándonos una de las mejores
actuaciones de su carrera. Además de él, la cinta cuenta con unas
soberbias interpretaciones y con un excelente reparto actoral. Robert
de Niro oscarizado por un soberbio y deslumbrante papel, nada más y
nada menos que de Vito Corleone. Estupendas e impecables actuaciones
de Diane Keaton, Robert Duvall, John Cazale y Talia Shire. En
definitiva, esto para mi es cine con mayúsculas. Nada, absolutamente
nada falla en esta película, algo que no sé si he vuelto a ver en
algún otro film. Hay películas que me han marcado más a nivel
emocional o que tengo mas cariño, por el motivo que sea, pero como
ejercicio cinematográfico, no se puede comparar con prácticamente
nada. La considero una cinta imperecedera e indispensable en el
séptimo arte, un clásico irrepetible y soberbio, además de inmensa
y descomunal. Necesaria por su dirección, guion, actuaciones,
fotografía, música, vestuarios y caracterizaciones, efectos y
narrativa que sin duda, hacen de ella una de las mejores obras de la
historia del cine.